El director ejecutivo de Fórmula 1, Stefano Domenicali, ha suscitado inquietud entre los aficionados con sus recientes insinuaciones sobre la rotación de las carreras del Gran Premio de Europa, impulsadas por el creciente interés en los circuitos callejeros en todo el mundo y la creciente influencia de nuevos mercados, en particular Estados Unidos. La cuestión central radica en el equilibrio que debe mantener la Fórmula 1 entre la preservación de pistas emblemáticas y la satisfacción de las crecientes demandas de los actores comerciales que ven oportunidades en la celebración de carreras en lugares globales diversos y a menudo poco convencionales.
El impulso para expandir el alcance de la F1, particularmente en los EE. UU., sin duda ha elevado el perfil del deporte, marcando el comienzo de cifras récord de audiencia y nuevas asociaciones comerciales desde la adquisición de Liberty Media en 2017. Sin embargo, la expansión ha venido con dificultades, ya que el calendario ahora incluye 24 carreras, lo que pone a prueba los límites tanto de los equipos como de los pilotos. Aunque el presidente de la FIA, Mohammed Ben Sulayem, y Domenicali han acordado limitar el recuento actual de carreras, todavía hay discusiones en curso sobre posibles cambios. El más polémico de ellos es una propuesta de rotar algunos circuitos europeos anualmente, apuntando a lugares que históricamente han sido elementos básicos de la F1, como Spa, Monza y potencialmente incluso el legendario circuito de Mónaco.
El plan de carreras europeas bianuales no ha sido aceptado universalmente. Europa, durante mucho tiempo el corazón de la Fórmula 1, ha sido el hogar de algunos de los fanáticos más dedicados del deporte y lugares financieramente cruciales. Con una impresionante cantidad de diez carreras que se celebran actualmente en toda Europa (si se incluye Azerbaiyán), esta región ha sido crucial para el legado de la F1. Sin embargo, ciertos lugares enfrentan desafíos económicos para seguir siendo competitivos, especialmente a medida que las ciudades más nuevas y favorables a los circuitos callejeros compiten por los espacios de carrera. Domenicali sugiere que un calendario rotativo podría servir como un compromiso, manteniendo el acceso a lugares europeos icónicos y al mismo tiempo liberando espacio para nuevas inscripciones.
En 2026, se ha programado el debut de una nueva carrera especialmente ambiciosa en Madrid. El ayuntamiento de la capital española se ha comprometido a construir un circuito semipermanente, optimista sobre sus posibles ingresos y su impacto cultural. Sin embargo, los funcionarios han reconocido la presión financiera que la incorporación de este Gran Premio supondría para el presupuesto de España, lo que podría poner en peligro el Gran Premio de Barcelona.
La propuesta de rotación europea de Domenicali no carece de precedentes; en temporadas anteriores de F1 se han considerado circuitos como Zandvoort, Monza y Spa. No obstante, este plan de rotación ha suscitado dudas sobre el impacto general en los aficionados europeos. La pérdida de plazas permanentes en pistas queridas, en particular Spa, podría alejar a los mismos aficionados que han apoyado a la F1 en sus momentos más bajos. La amenaza de perder Mónaco, un circuito apreciado por su desafiante trazado y su glamour, subraya la tensión entre honrar la tradición y satisfacer las nuevas demandas del mercado.
Mientras tanto, la presencia de la F1 en la región del Golfo y sus tres carreras en Estados Unidos reflejan el giro del deporte hacia zonas con fuertes respaldos comerciales. Sin embargo, los aficionados y los pilotos han expresado su preocupación por las carreras en zonas con antecedentes cuestionables en materia de derechos humanos y circuitos callejeros cada vez más congestionados, lo que puede restarle pureza a las carreras tradicionales.
A la luz de estos cambios, Domenicali y la dirección de la F1 se enfrentan a un delicado equilibrio. Dar prioridad a las nuevas sedes rentables en lugar de a los circuitos tradicionales corre el riesgo de socavar las raíces europeas de la Fórmula 1. Dado que los contratos de varios circuitos históricos vencen en 2025, la posibilidad de rotar sedes puede convertirse pronto en una realidad. El resultado de estas decisiones sin duda dará forma al futuro de la Fórmula 1 y definirá su relación tanto con los aficionados leales como con una audiencia global en rápida evolución.